Sus 275 saltos de agua en furiosa caída, matizando su belleza con el verde selva y el rojo de su tierra, convirtieron a este natural espectáculo misionero en una de las Siete Maravilla del Mundo Moderno. Cada 11 de noviembre Iguazú recuerda esa hazaña al mundo entero.
Año tras año, Iguazú festeja el galardón con una gran noche Cataratas Day, que comienza con una vigilia el día 10, en cuyas pasarelas se conjuga, a través del trabajo de su gente, naturaleza, arte e identidad.
En un contexto vegetal de inigualables dimensiones, que ostenta el suelo más biodiverso de Argentina, más de 2 kilómetros de saltos que superan los 70 metros de altura, hacen del Parque Nacional Iguazú el primer receptor de turistas del país.
Millones de visitantes de los más variados rincones del planeta llegan a Misiones para dar crédito, a través de la propia experiencia, de la sensación intransferible de sentir la bruma del salto más imponente de Cataratas, la Garganta del Diablo, en el rostro.
Su entorno natural completa el espectáculo a cada paso. Por cualquiera de sus dos pasarelas -circuito superior o inferior- el recorrido es toda una aventura de búsqueda y descubrimiento permanente, donde los cinco sentidos se agudizan en busca de un poco más.
Los sonidos, los colores, los coatíes, tucanes y otros visitantes, los aromas, y hasta los silencios, cobran especial importancia en este viaje que, monte adentro, despoja al observador de todo lo imaginado y lo introduce en un viaje de descubrimiento de los misterios de la selva misionera, cuyas características le valieron este año el título de Maravilla Natural Argentina.
Estas y otras razones la llevaron, el 11 de noviembre del año 2011, por voto popular en el concurso lanzado por la fundación New 7 Wonders, a ser electas como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.
