Una radiografía de quienes apuestan a nuevos negocios y plantean nuevos desafíos en un mercado laboral cada vez más disruptivo.
Si buscamos en el diccionario la palabra emprendedor, podemos encontrar definiciones como estas: “personas que tiene decisión e iniciativa para realizar acciones que son difíciles o entrañan algún riesgo”, pero, claro, quizás las definiciones cerradas escapan a la realidad de nuestra región, en donde los desafíos se multiplican y las ideas se potencian para vencer cualquier tipo de obstáculo.
Ser un emprendedor latinoamericano implica estar a tono con la realidad de los mercados, los cuales difieren bastante de la realidad de otras regiones. Comenzar un emprendimiento implica siempre enfrentarse a un gran conjunto de desafíos, especialmente en un contexto como el que se vive en América Latina, donde tradicionalmente las economías se balancean en la cuerda floja y apostar a generar un proyecto propio requiere no solo de un minucioso estudio de mercado sino también de un acto de valor. Por ese motivo, conocer dónde nos encontramos parados es el primer paso para construir un negocio sostenible.
La realidad local
En Argentina las industrias creativas han ganado un gran peso de manera transversal en la economía nacional. Según la última entrega del informe de la UNESCO, el crecimiento en Argentina de estas industrias fue principalmente potenciado por servicios creativos relacionados como publicidad y tecnologías de la información. Ejemplos de emprendimientos argentinos de este sector reconocidos por su crecimiento no sólo en la región sino en diferentes economías a nivel mundial son MercadoLibre, Despegar.com, Globant y OLX.
El éxito de la iniciativa emprendedora argentina se debe a las fortalezas del escenario local, como el dinamismo de su comunidad, la existencia de diferentes fuentes de talento, y su capacidad de generar productos diversificados. Este crecimiento empresarial, liderado por el emprendimiento, fomenta la creación de empleo sobre todo en sectores que se desenvuelven en el mundo digital.
En la misma línea, Buenos Aires es referente global en el desarrollo de dichas industrias. En el Distrito Tecnológico existen cerca de 110 empresas creativas y el Distrito de Diseño, junto al de Artes Visuales, albergan empresas de naturaleza 100% creativa; todos con el objetivo de promover la inversión y fortalecer la posición de Buenos Aires como ciudad cultural.
Entrevistado por la agencia de noticias Télam, Guillermo Bracciaforte, uno de los fundadores de Workana, opinaba lo siguiente sobre los emprendedores argentinos “son muy creativos, son muy buenos y consiguen trabajo en el exterior fácilmente, lo que los lleva a proyecto más grandes o a poder elegir lo que más les atrae” concluía.
Emprendedores Latinoamericanos: algunos números
Según un informe revelador de Workana (una red de trabajo remoto de Latinoamérica), el 73% tiene emprendimientos con menos de 1 año de existencia, mientras que el 68% son empresas de prestación de servicios: 32% brindan servicios de marketing y ventas, 23% de tecnología y 22% de diseño.
Otro dato de interés: el 21% desarrolla productos propios y 10.4% basa su actividad en compra y venta, mientras que el 80% son empresas con menos de 5 empleados. 34% contrata personal fijo y 36% contrata freelancers.
El 40% hace e-commerce. Entre ellos, el 35% vende más del 50% a través de internet.
Los datos anteriores se desprenden del Reporte de Trabajo Independiente y Emprendimiento de América Latina 2017, para el que se entrevistó a más de 5mil usuarios adultos en Latinoamérica.
Según el Global Entrepreneurship Monitor, el 26% de la tasa emprendedora del país proyecta contratar al menos cinco empleados en los próximos cinco años.
Sin embargo, una debilidad a la que pueden enfrentarse los emprendedores es la falta de conocimiento técnico y competencias profesionales por parte del capital humano disponible, por ese motivo continúa en ascenso la popularidad de la contratación de freelancers especializados en diversas áreas.
En los próximos años, la flexibilidad en las políticas de reclutamiento de talento y el impulso de la economía freelance serán claves en el aumento de productividad y la transferencia de conocimiento entre sectores. De esa manera, se beneficiarán entre todas las áreas, por la experiencia que traerá consigo la clase creativa.