En Página 16 Radio, el politólogo Gonzalo Sarasqueta habló sobre el primer debate presidencial que se realizó el domingo pasado de cara a las elecciones del 27 de octubre.
“Es un modelo encorsetado donde se buscó cuidar a los candidatos”, afirmó sobre la modalidad establecida por la Cámara Nacional Electoral para la realización de esta serie de debates que se volverá a repetir el próximo domingo y en noviembre, si se llega a un ballotage.
El especialista calificó de “monólogos”, lo que se vio este fin de semana y remarcó que “para sorpresa de varios”, José Luis Espert fue el que estuvo más fluido, sólido y supo intercambiar “datos fríos con datos calientes”, señaló. “Dejó buenos titulares y cumplió con su estrategia”, remarcó.
Sarasqueta ubicó al actual presidente, Mauricio Macri, y a su principal competidor, Alberto Fernández, en un segundo puesto y con un empate, “cumplieron con sus objetivos y estuvieron a la altura”, afirmó.
-Con el contexto actual, ¿a un Presidente debatir le favorece?
No, para nada. Pero fue un debate muy tranquilo, de respeto, más allá de alguna chicana. Se habló poco de economía y los mercados no se dispararon.
Por esta estructura rígida, fue un debate que no tuvo nada de emocionante como pueden ser los de España o Estados Unidos, pero aun así, cumplió.
Este esquema permite que sea un debate más racional donde se permitió la presentación de propuestas que en un debate más de intercambio por ahí se pierde eso.
-Pero tampoco se terminaron de cerrar ideas…
Y no. Se dio el caso de Gómez Centurión que estuvo falto de timming y no pudo redondear ni una idea o presentar una propuesta más allá del pañuelo celeste.
Hay una falta de gimnasia de parte de los candidatos, no solo en el tema de expresión sino también en las propuestas.
Hoy día los candidatos están más acostumbrados a la negatividad o al ataque que al análisis y presentación de políticas públicas. Este es un problema estructural que va más allá de estos candidatos.
-¿Es correcto decir que hubo un ganador de este primer debate?
Si, se puede decir, porque como te decía, hubo diferentes rendimientos. Igualmente, al ser el primer debate institucionalizado, hay que dejar correr algunos para poder medir qué impacto tiene y cómo se mide con el resultado de las urnas.
Para una persona que no consume política diariamente, esta estructura de debate es un poco espesa.
-¿Cómo viste el lenguaje no verbal de los candidatos?
Más allá de las caras de fastidio del Presidente y las sonrisas de Fernández, dentro de todo, estuvieron bastante vitales.
A Macri se le nota que la gira del Sí, Se Puede lo tiene bastante agostado. En energía, el Macri de hace un mes no es el Macri de hoy. En cambio, Alberto viene bastante encendido y optimista.
En tanto que en Lavagna, más allá de la mala administración del tiempo y no poder cerrar ideas, vimos un candidato al que se le notó la edad, la dificultad para variar el volumen o la postura encorvada. Todos gestos de una persona con poca vitalidad o fuerza.
En el caso de Del Caño, anduvo bien, pero todo pasó más por lo textual. Aunque no estuvo ni cerca de cumplir con esa tradición trotskista de grandes oradores como Altamira o Nahuel Moreno.
-¿Del Caño o la Izquierda se deberían replantear esta posibilidad de debatir sin confrontar de manera directa por una cuestión ideológica solamente?
Si, tal cual. Ese maximalismo marxista queda un poco desfasado de la realidad. Todo ese repertorio lingüístico de la izquierda a veces queda como ridículo. Son frases directas, burdas como cuando dijo que Macri era un lamebotas de Trump. Le faltó naturalidad y creo que deben tener una actualización del lenguaje y las formas. Hacer un refresh si es que quieren ampliar sus bases.
-¿Está bien esta postura ofensiva de Alberto Fernández de “yo vengo a decirles la verdad”?, La utilización que hizo Fernández de la figura de Scioli, ¿fue correcta?
El tema de ir con la verdad absoluta y no la parcial es peligroso. Tiene que jugar constantemente a estar a una distancia considerable de la metodología de Cristina, que justamente de trataba de eso, de “esta es la verdad y no hay posibilidad de otra”. En eso tiene que tener cuidado Alberto, pensando más en el traje de Presidente y no de candidato.
Alberto es un tipo siempre abierto al intercambio. Es calentón, pero es una persona que siempre está en la instancia de diálogo, sabe lo que es el Círculo Rojo, los medios de comunicación y su estilo está más enfocado al intercambio que a la imposición. Pero es verdad que el domingo se le notó este 48 por ciento de votos que le dan la espalda.
Cuando el tema del dedo se vuelve autoritarismo, cansa. Macri se lo remarcó bien en la primera jugada.
Alberto debe tener cuidado y usar los recursos con la dosis justa.
Y lo de Scioli fue justamente para marcarle la cancha a Macri y decir “a él le mentiste hace cuatro años, no me vengas a mentir a mí”.