Estados Unidos vive una gran crisis de salud debido a la multiplicación de las muertes por consumo de estupefacientes. En el país más rico del mundo la esperanza de vida cayó por segunda vez consecutiva y este decrecimiento se debe al empeoramiento de la drogadicción. Según el médico forense Michael Bell, la cantidad de muertes por sobredosis es equivalente a la que produjo la epidemia de VIH/sida entre las décadas del 80’ y 90’.
En 2015 la esperanza de vida disminuyó de 78,9 años a 78,8. Era la primera vez que caía la esperanza de vida en Estados Unidos después de la crisis del sida. Hoy la situación es más preocupante, porque nuevamente la longevidad cayó, ahora hasta los 78,6 años, diez semanas menos que en 2014 y esto se debe al aumento de las muertes entre los estadounidenses más jóvenes, pese a que los mayores viven más. Las sobredosis de drogas mortales aumentaron un 21 por ciento y la tasa de muertes por opioides sintéticos como el fentanilo se duplicó entre 2015 y 2016, según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud. En 2013 esas sustancias representaban solo una muerte por cada 100,000 personas. La tasa en 2016 fue de 6.2 por 100,000, según el informe.
El pasado mes de octubre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró la crisis de adicción a estas drogas una emergencia de salud pública, aunque no decretó la emergencia nacional, que hubiese permitido la entrega de dinero federal para combatir la problemática.
¿Qué pasa con la drogadicción en Latinoamérica? ¿y en Argentina?
Cada año mueren en el mundo 190.900 personas por consumo de estupefacientes, según las estimaciones más conservadoras presentadas por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por su sigla en inglés), en su Informe Mundial sobre Drogas 2017. Probablemente la cifra sería aún mayor si todos los países tuvieran estadísticas confiables sobre este fenómeno que se agrava año a año. La gran mayoría de los decesos se produce por sobredosis, aunque también se contabilizan enfermedades, accidentes y suicidios que están directamente relacionados con excesos de consumo.
Si bien a nivel mundial Latinoamérica es la región con menor proporción de muertes por drogadicción, la deficiencia de las estadísticas oficiales sobre esta problemática genera dudas sobre el aumento de la misma. En Argentina, por ejemplo, luego del análisis realizado por la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar) en 2014 no existen más datos. En aquel momento, hubo 14.536 muertes relacionadas al consumo de drogas.
Aun así, un informe de la UCA publicado en 2017 da cuenta de un aumento paulatino a nivel nacional de la venta de drogas. Según un análisis realizado a 5.700 hogares de todo el país, de 2010 a 2016 se registra un importante incremento del registro de venta de drogas en los barrios. Mientras que en 2010 sólo un 30,2% percibía el comercio de estupefacientes, en 2016 esa cifra aumentó a un 46,8%. El mayor registro de venta de sustancias se encuentra en los asentamientos de bajos recursos y villas. Allí, 8 de cada 10 personas afirman observar este tipo de comercio.