Lo indicó el mbya Ángel Ramos y el recuerdo del día en que se aprobó el artículo 75.
Hay momentos que quedarán en la memoria y que ni el paso del tiempo ni ningún gobierno podrán borrar. Porque son históricos, únicos e irrepetibles y hacen a la construcción de un país. Así fue el 11 de agosto de 1994, cuando –por unanimidad y aclamación de pie– se sancionó el artículo 75 inciso 17 en la Carta Magna, reconociendo a los Pueblos Indígenas como sujetos de derecho.
Fue, quizás, uno de los momentos más emotivos que se hayan podido vivir en un recinto. Ante la atenta mirada de los representantes de distintos Pueblos, el artículo fue aprobado y el hecho quedó registrado en imágenes que erizan la piel: aplausos, llanto, abrazos, rostros irradiados de alegría y esperanza.
Comenzaba a escribirse un nuevo capítulo para los Pueblos Originarios que habitan en Argentina, en el que ya no serían los “indios” a los que había que tratar “pacíficamente” ni “convertir” al catolicismo. Serían, por primera vez ante la ley, legítimos dueños de sus territorios ancestrales y autónomos en sus decisiones políticas y religiosas.
Representantes del Pueblo Mbya estuvieron presentes, no solo en ese momento sino en todo el proceso que llevó al tan esperado final. Algunos ya no están físicamente en este plano, y otros aún viven para contarlo. Uno de ellos es Ángel Ramos. Hoy está pronto a cumplir 60 años, pero recuerda aquel momento como si hubiese sido ayer.
“En 1994 yo vivía en Pozo Azul. Las Comunidades me nombraron como uno de los representantes para viajar a Santa Fe a reunirme con mis hermanos de otros Pueblos Originarios. También viajaba Luis Duarte, que era mburuvicha de Pozo Azul, y Santiago Velázquez, pero lamentablemente ya fallecieron”, comenzó relatando.
Todo era nuevo, pero los Pueblos estaban unidos y se apoyaban entre sí. “Cuando llegué a Santa Fe comencé a hablar con ellos, me asesoraron mucho. Después yo venía a Misiones y les contaba (a los Mbya) cómo iba el proceso. Ellos me preguntaban y querían saber todo”, recuerda.
Sobre aquel 11 de agosto, rememoró: “Fue un momento histórico, para mí y para todos los Pueblos Indígenas, mucha emoción, lloramos todos. Se logró lo que esperábamos, que se nos incorporara en la Constitución Nacional”.
Aunque se lograron muchas cosas y la historia no volvió a ser la misma, también quedaron, y aún quedan, muchas deudas pendientes. “En 2019 viajé a Santa Fe para encontrarme de nuevo con todos los que estábamos en ese tiempo, para evaluar cómo está cada provincia, cómo nos tratan desde el Gobierno. Después de esa incorporación en la Constitución Nacional, la provincia nunca agregó esos derechos acá”, lamentó con relación a la Ley 4000, una de las mayores deudas del Gobierno de Misiones con el Pueblo Mbya. Además, afirmó que “hay mucha dificultad con el tema de los territorios”.
No obstante, son las injusticias las que mueven y seguirán moviendo la lucha colectiva por un verdadero reconocimiento. “Se consiguió la incorporación a la Constitución Nacional y eso está vigente, los mburuvicha pueden seguir luchando, no tienen que desanimarse. También es una lucha para los jóvenes que están estudiando, se les habla mucho a ellos para que sigan luchando. Yo tengo 60 años pero todavía estoy de pie”.