María Aguirre es abogada y entrenadora en oratoria y pasó por el piso de Página 16 Radio donde junto al profesor de Historia, Lucas Doroñuk analizaron el tema y de dónde proviene la técnica de la oratoria.
-¿Qué hace un buen orador?
En primera medida hay que hacer una diferenciación de aquel que habla mucho o fluido con aquel que tiene técnicas de oratoria. Son dos cosas distintas. Una cosa es ser elocuente y otra es ser coherente entre la forma y el contenido. Lo que comunica nuestro cuerpo y el contenido que quiero transmitir. El contenido no se pone en discusión en un taller de oratoria o comunicación efectiva sino, justamente, lo otro. Eso otro es lo más importante porque ni la mejor idea se vende sola. A partir de ahí, depende de nosotros como estudiantes, emprendedores, empresarios, profesionales o en nuestra propia casa. Dejar de decir ‘dejen de gritar’, gritando. Son cosas cotidianas que hacen que la comunicación no funcione.
Entonces, a partir de un entrenamiento en oratoria lo que empezamos a trabajar de manera consiente son las formas. Estas formas no tienen secretos, es cuestión de practicar, practicar y practicar.
-¿Qué se debe priorizar a la hora de pensar en un discurso?
Primero hay que manejar los espacios que implica saber dónde pararse, cómo moverse, qué ponerse. Todo esto es comunicación no verbal. Hay que sacarse de la cabeza que uno no comunica hasta que no habla. Uno comunica desde el minuto cero y todo comunica.
Entonces, si yo voy a dar un examen oral, a una entrevista en televisión o una laboral, lo primero que tengo que comprender es que estoy comunicando desde el momento que estoy presente. Al estar presente, mi indumentaria comunica, mi forma de saludar comunica.
-¿Cómo sería un buen saludo?
Siempre que nos estén mirando, un buen saludo debe estar acompañado del resto del cuerpo por ejemplo mostrando las palmas.
La introducción del discurso es fundamental, yo no puedo pretender que el que me escucha comprenda de lo que estoy hablando a los 20 minutos de charla. Depende de mí iniciar correctamente la ponencia.
-¿Hay un tiempo determinado para lograr la conquista de la atención?
Claro que sí. Es lo que te lleva exponer cinco renglones contestando el qué, cómo, cuándo, dónde y porqué. Se inicia con el saludo, la intro y finalmente comienzo con él o los temas. Pero lo puntal está en el final. Es justo ahí donde debo poner la garra, la energía y aportar con toda la práctica previa que tuve que haber tenido. Es en el final donde voy a validar todo lo anterior. Una ponencia arranca con el diseño del final. Ese final, ¿cómo lo diseño?, preguntándome ¿cuál es mi intención comunicativa?, ¿qué pretendo con eso que llevo a exponer?.
-¿De dónde venimos con la oratoria?
Tenemos que remitirnos bastante tiempo atrás. Es tan antiguo como el esplendor de la Grecia clásica, más o menos al siglo V antes de Cristo y tendría unos 2500 años de antigüedad, más o menos.
En su momento máximo de esplendor y con todo el resurgimiento de las artes, filosofía, literatura, los griegos comenzaron a darle suma importancia a la oratoria englobada en el marco político y lo denominaron el “arte de la elocuencia”.
En esa época, Pericles, importante e influyente abogado, magistrado, general, político y orador ateniense, era considerado el padre de la elocuencia. Orador excelso y buen contenido, con mucha propiedad y contenido a la hora de hablar ya que se dirigía al pueblo. Con el tiempo, fue considerado por sus detractores con el mote anárquico de “populista”. Pero supo reencarnar la figura del orador, líder desde el discurso que luego fue heredado por demóstenes dándole una connotación más cercana al género literario por el uso de la retórica o el argumento. Con el avance de los romanos sobre Grecia, estos adquirieron la técnica de la oratoria. Marco Tulio Cicerón hace un gran uso de ella como una práctica pero a la vez como una profesión.
-¿La oratoria es una profesión?
Totalmente, de hecho hay una escuela, la única a nivel Latinoamérica que es específica, la Escuela Chilena de Oratoria y de allí salen profesionales que se desparraman a lo ancho de la región.
Ninguna construcción o idea exitosa está desvinculada de la oratoria.
-¿Cómo se puede construir la oratoria desde las redes sociales?
Hoy lo que no está en redes no existe. Tenemos que ser conscientes, más allá de los gustos. Tenemos que tener claro los objetivos y avanzar. Todos lo que tenemos redes somos influencers en mayor o menor medida. Ahora, según el objetivo que yo pueda tener, tengo que entrenarme de manera coherente a través de las redes. Este entrenamiento es más integral aquí entra, por ejemplo, lo que tiene que ver con neuromarketing y cómo me presento a la hora de exponerme físicamente, yo puedo ser una cosa en redes pero tengo que ir a defenderme personalmente.
La preparación es integral para la cuestión virtual y la presencial.
-¿Eso se puede aprender?
Claro que sí, ahora hay una oportunidad imperdible que va de la mano de ser influencer. Desde mañana estaré brindando, en cuatro encuentros, una formación integral para ser influencer digital para entrenar cómo comunicar en redes, como ser efectivos a través de las redes.
-Hoy en día, ¿cuál es la profesión que más intenta involucrarse en el tema de la oratoria?
No sé si intentan profesionalizarlo, pero si veo mucho interés en el sector docente. Ser docente es ser orador 24 horas los 7 días.
Entre las preocupaciones que trasladan los docentes es el de cómo polar un contenido áulico de una manera efectiva. Como no caer en el aburrimiento, como ser disruptivo. Como docente, buscan comunicar el contenido de forma atractiva.
Para finalizar, la especialista en oratoria eligió a dos personas que destaquen por su discurso y forma de desenvolverse en el mundo comunicacional. En ese marco, destacó a una joven estudiante del barrio Fátima de Garupá, Aldana que cursa el 5° grado y tiene 10 años. “Para mí, es un ejemplo de superación porque arrancó su trayectoria escolar con una pequeña dificultad, una tartamudez, y hoy es una extraordinaria oradora”, señaló Aguirre. Y a nivel nacional eligió al reconocido periodista Pancho Ibáñez, “es un profesional óptimo en lo suyo y tiene la humildad de comunicar de forma efectiva a un niño, un desconocido o a un presidente o gran famoso. Es la versatilidad que tiene”.
Por su parte, el profesor Lucas Doroñuk resaltó las figuras de Benito Mussolini, quien supo ser el impulsor del fascismo en Italia. “Mussollini tenía un nivel de oratoria y convencimiento enorme porque traspasar esas ideas, que hoy a nosotros nos parecen brutales, requería del convencimiento de un líder de masas”.
Y por otro lado, señaló a Winston Churchill, primer ministro de Gran Bretaña. Quien, en consideración del docente, es todo lo contrario a lo que representaba Mussollini. “Churchill era más pacífico, moderado, medido. Con ideas democráticas supo convencer a las masas británicas a enrolarse en la guerra”.