Con los tarifazos ya anunciados por el Gobierno, la suba del costo de vida sigue golpeando los cada vez más flacos bolsillos. Según el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), los aumentos de tarifas sumarán en junio un alza de hasta 3624% desde diciembre de 2015 y su peso en el salario mínimo subirá 20 puntos porcentuales en el mismo período.
El reporte señala que los incrementos promedio de los servicios acumulados desde comienzos de 2016 llegarán en junio al 3.624% en la electricidad, al 2.401% en el gas, al 1.118% en los peajes, al 1.025% en el agua corriente, al 601% en el tren y al 494% en el colectivo.
En lo que el Observatorio de Políticas Públicas de la entidad describió como una «notable transferencia de recursos» desde los sectores de menores recursos hacia los más concentrados, una canasta básica de tarifas energéticas y de transporte pasó de representar el 6,3% del salario mínimo, vital y móvil (SMVM) en 2015 al 23,5% en 2018. Con los aumentos oficializados hasta el momento, el peso seguirá creciendo durante el primer semestre y llegará al 26% en junio.

Para el caso del salario medio de los trabajadores registrados, calculado en base a los datos del SIPA de octubre del año pasado, la incidencia de las tarifas se más que triplicó en los primeros tres año de gestión de Cambiemos: pasó del 2,1% al 7,2%.
El salto es abrumador: los casi 20 puntos en los que creció la incidencia de los servicios en el SMVM en Argentina superan el avance de todo el resto de los países de la región. En Venezuela subió 19,5 puntos; en Perú, 6,8; en Brasil y Uruguay, 6; en Ecuador, 3,2; en Colombia, 2,3; y en Chile se redujo 0,9 puntos. Así, Argentina ya se ubica segunda en el ranking sudamericano, sólo por debajo de Venezuela.

En ese marco, el estudio de la Undav muestra que entre diciembre de 2015 y octubre de 2018 (última medición disponible) los rubros relativos al pago de tarifas de servicios aumentaron 45,2% más que la inflación general del Indec.
Mientras los tarifazos golpean con mayor fuerza a la población de menores recursos, cuya canasta de consumo está integrada casi exclusivamente por alimentos y servicios básicos, las distribuidoras de gas y electricidad se vieron beneficiadas con una fuerte ampliación de su rentabilidad.

Fuente: BAE Negocios