Cristina Kirchner no es abogada. Sergio Massa implicado con el narcotráfico. Sale a la luz el verdadero padre de la hija de Florencia K. Roberto Baradel, el titular de Suteba, gastó $ 600 mil para festejarle los 15 a su hija. Hillary Clinton involucrada en una red pedófila. El Papa Francisco manifestó su apoyo a Trump. Estas fueron algunas de las mentiras que se multiplicaron en segundos en la red social que llega a unos treinta millones de argentinos.
Pero las noticias falsas no sólo se insertan en la política, también están presentes en tragedias sociales. Por ejemplo, esta semana, luego de la masacre de Las Vegas, se han compartido en Facebook noticias sobre un hombre que habría sido el supuesto tirador: «un demócrata al que le gustaba Rachel Maddow, MoveOn.org, y asociado con el ejército anti-Trump». Más tarde, se descubrió que dichas noticias eran falsas.
Asimismo, en la campaña 2015, luego de que la provincia de Buenos Aires se inundara, Daniel Scioli denunció ante la Dirección Electoral la divulgación de fotos de catástrofes ocurridas en Centroamérica que se reproducían como si fueran de la Provincia. El único problema, es que más allá de que él se encargó de desmentir dichas publicaciones, las aclaraciones nunca logran tener tanta viralización como las primicias fraudulentas.
Lo que dice la Ciencia
Un estudio reciente que realizaron los teóricos de redes Cristoph Aymanns, Jakob Foerster y CoPierre Georg, descubrió que el éxito de las noticias falsas consiste en dirigir la información a un público preciso. La clave sería sembrar un grupo inicial de creyentes, que compartan o comenten sobre el tema y se lo recomienden a otros en Facebook. Además, ellos hallaron que las historias falsas se difunden más rápidamente cuando, inicialmente, son dirigidas a personas mal informadas o que tienen dificultades para distinguir una afirmación verdadera de una falsa.
¿Estaría en la educación la solución? Más allá de que formar ciudadanos con pensamiento crítico es un paso esencial para combatir la desinformación, esta investigación sugiere que la propia naturaleza de las redes sociales podría hacernos particularmente vulnerables. La razón es que gracias a la gran cantidad de información disponible en las redes sociales y a los ingresos de la publicidad dirigida, se ha hecho más fácil encontrar víctimas susceptibles y capaces de propagar la falsedad. Sin quererlo, hemos diseñados un entorno que es irremediablemente propenso a epidemias de noticias falsas.
¿Cómo podemos luchar contra las “fake news”?
En abril de este año, Facebook lanzó una herramienta para poder denunciar estas noticias. La aplicación ya se puede utilizar en 14 países, entre ellos la Argentina, uno de los países que más usuarios posee en esta red social.
Para combatir las noticias falsas y reportarlas, el usuario deberá clickear en la esquina superior derecha de una publicación. La historia no se eliminará automáticamente pero comenzará a tener menor “reputación”, perderá importancia y se posicionará más abajo en el perfil de los usuarios. Al mismo tiempo, un equipo de Facebook comenzó a investigar sobre estas denuncias y se trabaja con distintas organizaciones independientes que luchan contra la divulgación de datos inexactos para limitar su difusión.
Lic. Yuliana Rolón