Cualquiera de los indicadores que miden los ingresos o los salarios en la Argentina evidencian que las mujeres cobran menos que los varones. En la informalidad, esa brecha puede ser de hasta el 35%. Los motivos van desde el sexismo, hasta la imposibilidad de acceder a los puestos dirigenciales.
Se mida como se mida, en la Argentina los varones cobran más que las mujeres por la misma tarea. El tema se impuso en la agenda pública porque el presidente Mauricio Macri, en la apertura de las Sesiones Ordinarias, dijo en el Congreso que «no es justo» esto suceda. Luego trascendió que desde el oficialismo se presentará un proyecto que busca impulsar la paridad salarial.
Pero, ¿por qué los varones cobran más que las mujeres? Según la economista Magalí Brosio, la brecha salarial tiene una dimensión que es simplemente sexista, es decir que la política de salarios está basada en la creencia de que las mujeres deben cobrar menos, o también puede explicarse por otros factores, como la diferencia de horas trabajadas, la segregación vertical —es decir, la dificultad de las mujeres para acceder a puestos dirigenciales o de mayor jerarquía (los llamados «techos de cristal»)— y las segregaciones horizontales o la «masculinización» y «feminización» de ciertas tareas, que por lo general relegan a las mujeres a aquellos trabajos en los que las condiciones laborales o los salarios son menores. Un informe de la OIT indica que, en la Argentina, el 54% de la brecha salarial es directamente sexista.
Tanto las mujeres que son asalariadas registradas como las que desarrollan sus actividades en la economía informal (porque sus empleadores cometen fraude laboral al no registrarlas o porque hacen changas para complementar su subsistencia), tienen ingresos menores al de los hombres.
La brecha salarial para las trabajadoras registradas es, en promedio, del 20%. Esto surge de los últimos datos disponibles de un informe desagregado por género que elabora especialmente la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT).
«Uno de los factores que explican estas diferencias, es la concentración de mujeres trabajando en sectores económicos como Comercio, restaurantes y hoteles y Servicios sociales, comunales y personales: los niveles salariales promedio son de alrededor $18.400 y $23.500 respectivamente», indica el informe de la SRT.
Brechas sectoriales
Esa brecha del 20% en promedio, sin embargo, tiene variaciones respecto del sector de la economía que se mire.
La mayor brecha salarial se registra en:
-Minería, en donde la disparidad es del 29,6%,
-Electricidad(25,6%);
-Comercio (23,6%);
-Servicios sociales (20,3%);
-Transporte (19,9%);
-Servicios financieros (13,4%)
-Agricultura (1,4%).
En el único sector en el que hay una brecha inversa, es decir que las mujeres cobran más que los varones, es en la Construcción, lo que se explica porque ellas tienen los cargos administrativos o de oficina, que son mejor pagos que el grueso de los salarios del sector.
En el caso de la brecha entre trabajadores que están en la informalidad, la diferencia es del 35%. Este dato surge de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), instrumento que también arroja que, en términos generales, la brecha de ingresos en el país es del 27%.
Brecha de participación
Las brecha salarial, sin embargo, no es la única diferencia entre mujeres y varones en el mercado laboral. También existe una brecha de participación, porque los roles sociales refuerzan la idea de que la mujer es quien debe ocuparse de las tareas domésticas y de cuidado en los hogares. Esto impacta en la cantidad de tiempo disponible para las mujeres, que terminan subocupadas, en empleos de peor calidad y con menor remuneración.