Todos hechos observado alguna vez –incluso en nosotros mismos– la siguiente situación: ganamos lo justo para cubrir nuestras necesidades básicas y nos quejamos porque no podemos darnos ciertos gustos; ganamos suficiente para brindarnos algunos “lujos” y nos quejamos porque nos falta tiempo. También es muy común que pensemos que el éxito financiero no es compatible con tener tiempo para compartir con nuestros seres queridos. Todo este tipo de pensamientos definen la mentalidad de la escasez: nunca hay suficiente para todo ni para todos.
“Ese es un gasto que no me lo puedo permitir”
“Con el dinero hay que ir a lo seguro”
“Trabajo por el dinero”
¿Te resultan familiares esas frases? Según Robert Kiyosaki, el autor del best seller “Padre rico, padre pobre”, esos eran algunos de los enunciados más comunes del padre pobre. Para él, el problema no era la cantidad de dinero que generaba el padre pobre, sino su manera de pensar sobre el dinero. Tenía tanto miedo a no tener dinero, estaba tan centrado en la escasez, que vivía encerrado en lo que Kiyosaki llama “la carrera de la rata”: cada vez que cobraba gastaba todo el dinero que recibía por miedo a “la pobreza”.
Tener una mentalidad de la escasez es creer que nunca se va a poder a estar mejor, por ende es preferible gastar todo lo que se recibe en lugar de invertirlo para crecer. Cada vez que sientas que no tienes la capacidad de obtener abundantes y excelentes resultados, estás contando con una mentalidad de escasez. Cada que creas que tu problema no tiene solución, estás siendo escaso. Pues soluciones y alternativas hay por montones, así como oportunidades.
Se dice que nuestra mentalidad, produce nuestros resultados. Así que ya puedes imaginar lo mala que puede ser una mentalidad de pobreza o escasez. El primer paso para superarla es que seas consciente de tus pensamientos para poder reemplazarlos por unos que te permiten aprovechar las ilimitadas posibilidades que nos ofrece el mundo.