La República Argentina es uno de los países que conforman la denominada “Triple Frontera”, compartida con Brasil y Paraguay, constituyendo la misma un complejo y amplio espectro de costumbres y tradiciones. Al mismo tiempo confluyen junto a estas culturas otros grupos étnicos que se encuentran en esta región como ser: chinos, árabes, coreanos, descendientes de italianos, alemanes y pueblos originarios.
Esta mezcla de culturas que hay en la zona fronteriza es susceptible de análisis desde el punto de vista geo-social, ya que nos referimos a tres países diferentes y a diversos grupos étnicos que coexisten y que se integran en este punto de sus fronteras. La conexión de estos individuos con diferencias culturales y religiosas está caracterizada por el respeto, la tolerancia y la aceptación, formándose así un conglomerado heterogéneo digno de ser estudiado.
Con el correr de los años, este espacio geográfico tuvo varias denominaciones según el contexto histórico e internacional por el cual se atravesaba, al principio se lo denominaba “Área de las Tres Fronteras”, sin embargo, la denominación “Triple Frontera” surge a principios de la década del 90 cuando se comienza a sospechar la presencia de células terroristas islámicas en la región luego de dos atentados en la República Argentina, afianzándose esta designación en el año 1998 cuando se firma el “Plan de Seguridad para la Triple Frontera” entre los gobiernos de los tres países lindantes.
Con el correr de los años, este espacio geográfico tuvo varias denominaciones según el contexto histórico e internacional por el cual se atravesaba, al principio se lo denominaba “Área de las Tres Fronteras”, sin embargo, la denominación “Triple Frontera” surge a principios de la década del 90 cuando se comienza a sospechar la presencia de células terroristas islámicas en la región luego de dos atentados en la República Argentina, afianzándose esta designación en el año 1998 cuando se firma el “Plan de Seguridad para la Triple Frontera” entre los gobiernos de los tres países lindantes.
¿QUÉ ES EXACTAMENTE LA TRIPLE FRONTERA?
Ciento cincuenta y nueve de los seiscientos cuarenta y tres espacios fronterizos que hay en el mundo son trifinios. Quince de ellos están en América Latina, pero ninguno, a excepción del que conecta a Paraguay, Brasil y Argentina (en la confluencia de los ríos Paraná e Iguazú) se caracteriza por ser internacionalmente conocido a través del topónimo que define su condición administrativa: Triple Frontera. Dicho nombre, al menos desde 1994, está dotado de un sentido semántico que trasciende lo geográfico, incluso, allende Sudamérica. El referido significado evoca una región que, en el difuso imaginario colectivo global, tiende a ser identificada con criminalidad transnacional aunque, también, con reservas acuíferas, producción energética, intercambio comercial, atracciones turísticas y agro-negocio. (Soto Acosta, 2017)
Esta estructura transfronteriza urbana más compleja de América Latina está junto a las Cataratas del Iguazú, uno de los destinos turísticos preferidos mundiales. Hay tres aeropuertos nacionales que conectan con los principales aeropuertos internacionales de Argentina, Brasil y Paraguay, y una buena oferta hotelera. En este triángulo AR-BR-PY, la Triple Frontera suele considerarse como el área que rodea a las ciudades de Ciudad del Este (Paraguay, 350.000 habitantes, segunda ciudad de Paraguay), Foz de Iguazú (Brasil, 325.000 h.) y Puerto Iguazú (Argentina, 32.000 h.). En el estudio desarrollado en 2010, se consideró un territorio de Paraguay más amplio, bordeando el Estado brasileño de Paraná (190 km) y las provincias argentinas de Misiones y Corrientes, dominadas por el río Paraná. El río Iguazú es la frontera natural entre Misiones (AR) y nuevamente el Estado de Paraná (115 km), que se continúa con un sector de frontera seca. Después, el Río Pepirí Guaçu es la frontera entre Misiones y el Estado de Santa Caterina (BR), y el Río Uruguay es la frontera con el Estado de Rio Grande do Sul (BR). El Río Uruguay fluye hasta su unión con el Río Paraná para formar el Río de La Plata, después de constituir la frontera de la provincia argentina de Corrientes con Rio Grande do Sul (BR) y de la provincia argentina de Entre Ríos con el Uruguay.
Las fronteras secas sólo se encuentran en una parte de la frontera AR-BR, con muchos pasos fronterizos. Misiones y las regiones fronterizas de Brasil y Paraguay son fundamentalmente áreas rurales, siendo las más importantes la Triple Frontera Ciudad del Este (PY) – Foz do Iguaçu (BR) – Puerto Iguazú (AR), y Posadas (AR) – Encarnación (UY).
La provincia de Misiones está en medio de esta área. Sólo tiene 90 km de frontera con el resto de Argentina, siendo la mayor parte de sus límites fronteras internacionales con Brasil y Paraguay. Misiones incluye el 35% de los pasos fronterizos de Mercosur.
Historia de las Tres Fronteras
La Triple Frontera se caracteriza por ser una población sumamente heterogénea, Puerto Iguazú cuenta con 82.227 habitantes; Ciudad del Este tiene una población de 396.091 habitantes y es la segunda ciudad más poblada de Paraguay, y Foz de Iguazú tiene 255.718 habitantes. Se estima que los migrantes representan el 40% de la población en la región, con predominio de grupos provenientes de China, Líbano y Corea. En esta zona se encuentra una de las comunidades árabes más grandes en Sur América, en su mayoría libaneses, la mayoría de los cuales residen en Foz de Iguazú. La comunidad árabe empezó a asentarse desde principios del siglo XX y, debido a la guerra civil libanesa, hubo una segunda oleada en la década de 1980. Hasta la década de 1960, la economía de la región fue predominantemente agrícola. En este período muchos campesinos brasileros se asentaron en Paraguay y cruzaron la frontera sin documentos, los brasiguayos constituyen un grupo sin reconocimiento de derechos o acceso a servicios públicos, la cual constantemente es víctima de discriminación por parte de los paraguayos. (García Pinzón 2014)
La Triple Frontera constituye así un espacio de convergencia de tres órdenes nacionales con marcadas asimetrías, donde agentes estatales y no estatales buscan obtener ganancias. Esta zona fronteriza se ha caracterizado por ser una zona “gris”, donde hay una débil presencia estatal y los mercados ilegales son el motor central de la economía. Sin embargo, desde una perspectiva tradicional esto no constituye una amenaza a la seguridad. Ha sido a partir de la década de 1990, con la emergencia de una agenda de seguridad que da importancia a las amenazas trasnacionales, y con “la guerra contra el terrorismo” promovida por los Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 que la Triple Frontera ha sido visibilizada como una zona problemática para la seguridad regional y hemisférica. La Triple Frontera comienza a ser configurada desde lo discursivo luego de los atentados del 11-S como un espacio sin ley, donde la ilegalidad y la amenaza terrorista son sus características centrales. No son las actividades delictivas que la caracterizaban de años anteriores la amenaza, sino que surge del peligro terrorista, y es así como se va construyendo y afirmando esta nueva imagen de lo que la Triple Frontera es, una región que amenaza a la seguridad debido a que aloja “células terroristas”. Sin embargo, enfatizar en el terrorismo como la principal problemática de seguridad, es una perspectiva simplista que desconoce la diversidad de fenómenos que afectan el bienestar ciudadano y la seguridad de cada uno de los países que hacen parte de dicha frontera. La Triple Frontera es lugar de informalidad, pobreza, violencia y criminalidad. (García Pinzón 2014)
Situación Geopolítica
El rasgo diferencial de la Triple Frontera (en relación con otros trifinios latinoamericanos) radica en el carácter intermodal de un espacio estratégico, que gracias a la explotación intensiva de algunos de sus recursos (incluyendo su posición geográfica) se ha convertido en un eslabón clave de diversas cadenas internacionales. No se trata pues tan solo de la importancia que conlleva a ser un área asentada sobre la tercera reserva de agua potable más importante del mundo, sino que las sucesivas estrategias de desarrollo (sobre todo brasileñas), que se han ido sobreponiendo en la zona, han contribuido a acrecentar la importancia estratégica del lugar, complejizando, de paso, el tipo de relaciones socioeconómicas que se entretejen en su seno. (Soto Acosta, 2017)
La región de la Triple Frontera está constituido por múltiples relaciones (económicas, sociales, políticas, laborales, culturales, personales, etc.) entre actores de diversa naturaleza, que configuran un espacio transnacional; este espacio está marcado por contrastes entre los países que comparten la frontera y al interior de sus regiones. Las asimetrías más notables son la pobreza y la desigualdad. Esta región de fronteras, que al mismo tiempo une y separa a Brasil, Paraguay y Argentina, está modelada por los ríos Iguazú y Paraná, que recoge las aguas de aquél, y forma el embalse del lago de la represa de Itaipú de 1350 km2, y tiene como centro la ciudades de Foz de Iguazú, Ciudad del Este y Puerto Iguazú; la represa de Itaipú representa un buen ejemplo de complementación energética, una de las áreas claves de la integración. (Fogel, 2008)
Geográficamente la región se encuentra en el epicentro del sistema hídrico del Acuífero Guaraní, uno de los más grandes del planeta, y el primero en cuanto a facilidad de acceso. Este reservorio de agua potable ha sido muy significativo en los últimos tiempos debido a la importancia que se está dando al agua potable como un recurso escaso para los próximos años y lo fundamental que resultará para la humanidad. En realidad mucho más fundamental que los hidrocarburos, ya que aquellos que tendrán el poder mundial en los años venideros, son precisamente aquellos que tengan el control del agua.
El Acuífero Guaraní es, con sus 1.2 millones de km2 (una superficie que dobla a la de América Central), el bien estratégico más preciado de la Triple Frontera. Además, concentra la tercera reserva de agua subterránea más grande del mundo tiene una tasa media de renovación comparada tan alta que los especialistas sugieren que se trata, más de un sistema hidrogeológico, que de un pozo.
Este reservorio es considerado el yacimiento subterráneo de agua dulce de mayor volumen del planeta, abarcando aproximadamente 1.195.700 Km², de la cual se encuentra bajo suelo brasileños el 70%, mientras el 19% se encuentra bajo suelo argentino y el 6% en Paraguay; el remanente, el 5% se encuentra bajo suelo uruguayo. La importancia de estos países en el sistema sin embargo varía considerando el área de recarga del acuífero, ya que aproximadamente la mitad se encuentra en territorio paraguayo.
En el actual contexto de creciente demanda mundial y relativa escasez de agua el acceso y control de este acuífero es de importancia estratégica indudable, no solo para los países bajo cuyo suelo se encuentra este recurso, sino para actores extra-territoriales. El alcance político del recurso deriva del hecho que su control y/o posesión del agua, interesa a todos los paraguayos y a los ciudadanos de los países a los cuales subyace el acuífero. Una manera de prefigurarnos los conflictos potenciales sobre el manejo del acuífero es prestando atención a los problemas observados recientemente con el uso del agua. Algunos analistas indican, que el agua, junto al petróleo, se constituyen en centro de conflictos globales en las últimas décadas, y en esa medida puede suponerse que las grandes corporaciones apoyadas por los países ricos prestan atención al acuífero, al cual puedan echar mano y explotarlo.
En definitiva y a modo de cierre, debemos observar de otra manera a la triple frontera, ya que aparte de ser una zona en donde conviven y coexisten diferentes grupos étnicos correspondientes a los tres países que la conforman, también es una región importante en reserva energética con una multitud de recursos naturales de valor agregado como el agua dulce, la fertilidad de las tierras y la capacidad energética y esto la hace un actor clave y estratégico en las cadenas de valores regionales y mundiales.